Estrategia y Eficiencia Operacional. Ideas atemporales de Michael Porter.
En este post queremos recordar algunas de las ideas que el profesor de la Harvard Business School, Michael Porter, expresa acerca de las diferencias entre Eficacia Operativa y Estrategia.
Son consideraciones que pese al paso del tiempo siguen plenamente vigentes. Resulta muy recomendable volver a considerarlas y situarlas en el contexto actual.
La Eficacia Operativa no es Estrategia.
Porter resalta que los CEOs, managers, gerentes, consultores… se han preocupado durante mucho tiempo por ser capaces de responder a los cambios del entono con rapidez, producir bajo requerimientos de calidad total, conocer tanto al cliente como la competencia… etc.
Sin embargo, por demasiado estático en atención a los disruptivos mercados. Según el nuevo dogma, los rivales pueden copiar rápidamente cualquier posición de mercado y la ventaja competitiva es, a lo sumo, temporal.
Sin embargo, se rechaza el concepto de posicionamiento por demasiado estático en atención a la búsqueda de la disrupción. Estas creencias son para Porter semiverdades peligrosas y están basadas en la falta de distinción entre Eficacia Operativa y Estrategia.
Aunque las mejoras operativas resultantes de la aplicación de un notable número de metodologías y herramientas de gestión e innovaciones tecnológicas, han generado en muchas ocasiones resultados admirables, muchas compañías no han conseguido convertir esas ganancias en una rentabilidad sostenible. Y poco a poco, la obsesión por la eficiencia operacional eclipsa el verdadero pensamiento estratégico.
Eficacia operativa: Necesaria pero no suficiente.
Tanto la eficacia operativa como la estrategia son esenciales pero ambas funcionan de formas muy distintas.
Una empresa puede superar a sus rivales sólo si logra establecer una diferencia que pueda mantener. Debe ofrecer a sus clientes un mayor valor o crear un valor comparable a menor costo, o hacer ambas cosas. La eficacia operativa (EO) significa ejecutar actividades similares “mejor” que los rivales.
La Eficacia Operativa era el arma secreta de las empresas japonesas en los años 80.
Por su parte, el posicionamiento estratégico significa llevar a cabo actividades “diferentes” de la de los rivales, o ejecutar actividades similares de “formas diferentes”.
Cada día se hace más difícil mantenerse delante de los rivales apelando a la EO. Los competidores pueden imitar rápidamente las prácticas de gestión, adquirir la misma o similar tecnología.
Cuanto más se focalizan las compañías en la eficacia operacional, más se parecen unas a otras, menos valor diferencia, más difícil competir.
La competencia basada únicamente en la eficacia operativa es destructiva, conduciendo a guerras de desgaste entre los operadores en las que al final no hay ningún ganador, ni siquiera el cliente, ya que tarde o temprano, acaba afectando a la calidad del producto o la excelencia del servicio.
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